Cultura y desarrollo
La incompatibilidad entre cultura y desarrollo se nutrió de un discurso escindido que aún resuena en las altas esferas gubernamentales. El mismo alberga la noción del desarrollo atado casi exclusivamente al crecimiento económico donde prima el trabajo productivo y la industrialización como modelo a emular en aras de sufragar las necesidades materiales. Mientras,a la cultura se le relega al espacio del ocio, del relajamiento y la improductividad.
Este enfoque comenzó a cambiar al concluir la Segunda Guerra Mundial cuando los países poderosos se "comprometieron" con el desarrollo económico y social de los pueblos devastados por la guerra. Así, en la carta constitutiva de las Naciones Unidas de 1945 se establece: "Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario".
. El concepto de desarrollo!lo que emergió de esta crisis económica y social, buscó centrarse en el hombre '' ... y este hombre no es de abstracción universal del 'homo economicus': es el ser concreto de la persona en la pluralidad definida de sus necesidades, de sus posibilidades, y sus aspiraciones" como lo define el! economista Felipe Herrera. Por otro lado, en la Declaración de México sobre políticas culturales (1982) quedó constatado el rol de la cultura en materia de desarrollo al enunciar que: "El crecimiento se ha concebido frecuentemente en términos cuantitativos, sin tomar en cuenta su necesaria dimensión cualitativa, es decir, la satisfacción de las aspiraciones espirituales y culturales del hombre". Es hora de que contemos con la cultura para un desarrollo íntegro y democráticamente saludable.
II.
La cultura corno instrumento del desarrollo se vincula, principalmente, a su rentabilidad económica, a la capacidad de la misma de generar riquezas. Aunque en Puerto Rico carecemos de estadísticas fiables de las actividades y organizaciones culturales, si existen indicadores que contribuyen a entrever la cultura como parte del desarrollo económico y social. Recientemente Manuel Lobato & Mareia Quintero (2008) han recalcado la importancia de los datos y estadísticas culturales como base para la planificación y evaluación de las "iniciativas y espacios en los que se desarrolla la actividad cultural''. Por ejemplo, es significativo que entre el Conservatorio de Música de Puerto Rico, la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y el Centro de Bellas Artes, se presentaron setecientos sesenta espectáculos para el año 2007.
En los 275 conciertos ofrecidos en el Conservatorio de música se registró una asistencia de 18,000 personas. A los 85 conciertos de la Serie de Abonados de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico asistieron un total de 53,500 personas. Estas cifras solamente muestran una pequeña porción de los espectáculos musicales presentados en Puerto Rico, sin permitirnos constatar con precisión un gran número de actividades musicales impulsadas por la empresa privada.
El papel de la cultura en el desarrollo económico no solo concierne a los espectáculos musicales, sino que se inserta además, en nuestra incipiente industria cinematográfica. Se estima que en el último quinquenio esta industria generó alrededor de $123.5 millones de dólares, creando de manera directa e indirecta más de 5,000 empleos en la Isla (Vera Rosado, 2009). Por otro lado, durante el año 2006 se consumieron alrededor de $190 millones servicios para el entretenimiento, de los cuales poco más de $127 millones estuvo relacionado con la venta de boletos de admisión a eventos culturalesy de diversion.
Las ferias de arte son otro renglón de las expresiones culturales que han tenido un impacto económico significativo. Por ejemplo, en los últimos tres años CIRCA Puerto Rico se ha consolidado como una de las más importantes ferias de arte en Caribe y América Central. La feria, una iniciativa del sector privado, se ha convertido en un espacio neurálgico para la exposición e internacionalización de cientos de artistas plásticos de Puerto Rico, Estados Unidos, Alemania, Colombia, Costa Rica, Canadá, Islas Canarias y España. Entre el 2006 y el 2008 la inversión económica a nivel local fue de $1.3 millones de dólares, generando unos 9 millones en ventas en las galerías participantes.. Redundó además, en la creación de 200 empleos directos. Este éxito económico y artístico de CIRCA, ejemplifica el potencial de alianzas institucionales entre el sector gubernamental, las empresas privadas y todos los que hacen (en su sentido más amplio) cultura en Puerto Rico.
Estos datos, aunque escuetos a su haber, ofrecen una idea general del potencial del sector cultural en la economía de Puerto Rico . Las actividades y organizaciones culturales más allá de proveer espacios de ocio constructivo, presentan claramente una alternativa de crecimiento económico. En el informe final de la Junta de Política Cultural de Puerto Rico (2005) se recalca que: “vincular la cultura con la economía del país es dejar atrás la noción generalizada de que el gasto público en cultura es un mal necesario que se limita al apoyo de los sectores artísticos e intelectuales que, a pesar del valor que se les reconoce, ocupan un lugar marginal en la jerarquía de los problemas sociales”. Proponen, a su vez, que: verlo de otra manera implica comprender que el gasto público en cultura no es una acción superflua, más bien constituye una inversión en la economía del País y reconoce su valor como actividad productiva”.
III.
La cultura se establece, además, como eje regulador del comportamiento humano en contexto histórico y social particular. El economista argentino Bernardo Kliksberg señala la estrecha relación entre la cultura, el capital social y el desarrollo. Apoyándose en los trabajos pioneros de Robert Putman y James Coleman, este resalta las cuatros dimensiones del capital social, a saber; clima de confianza en las relaciones interpersonales, capacidad asociativa, conciencia cívica y valores éticos. La cultura entrecruza cada una de estas dimensiones del capital social. En ella subyacen los elementos que conforman la norma, el sentido común influencian positiva o negativamente las condiciones para el desarrollo.
Una sociedad que valore, por ejemplo, la dependencia, el pillaje, la corrupción y la desconfianza se acerca peligrosamente a avalar (culturalmente) conductas que rompen con el ambiente propicio para el establecimiento de las condiciones idóneas para el fortalecimiento de la economía y la sociedad civil.
No pretendo establecer a la cultura como una alternativa única para solucionar las problemáticas sociales, económicas y políticas. Mas es menester reflexionar desde y para la cultura. Cultura y desarrollo son conceptos discursivos y prácticos que deben moldearse e influenciarse mutuamente en pos de una sana y plena convivencia material y espiritual.